3.4 La navegación de Mascate a Ormuz

(22.04.1617 - 29.04.1617)


Las islas Qeshm, Larak y Hormuz

A 22, á mas de las 9, llegaron los marineros que faltauan, pero no se pudo salir del puerto ni dar á la vela, hasta que á las tres, con un poco de Les Sueste fresco salimos fuera, lleuando el patage la proa á Nor Noroeste y Norte, quarta á Noroeste; el viento fue refrescándose mas, lleuando la costa de Arabia á la mano izquierda á poco mas de media legua, pareciéndose algunos pequeños lugarejos de aquellas chozas ó cabañas como las de Mazcate, éntre las quebradas de aquellos grandes rriscos junto al mar. En algunas destas quebradas parecian palmas, naranjos y otros arboles que en tanta aspereza la Naturaleza proueia con algunas venas de agua para que no faltasen moradores en ella, y ansi estos angostos y al parecer incultos valles mostrauan entre la triste perspectiua de sus sequissimas peñas una apazible y agradable verdura.
Dos cosas son causa de auer en toda esta costa de Arabia continuada desde Suez, vltimo seno del mar Rojo, hasta el cabo de Monzandan, en el estrecho de Ormuz, por mas de ochozientas leguas, muchos de estos angostos valles fecundos y poblados; la primera es nacer en ellos venas de agua; pero solo esto, con la industria ni trabaxo de los honbres, no bastara á fertilizar el duro y sequissimo suelo destas breñas, si la mesma Naturaleza, como tan prouida, no supliera esta falta, trayendo y lleuando las lluuias á las quebradas y valles que las mesmas peñas hazen, desde sus mas altas cunbres, las partes mas delgadas y subtiles dellas. Y como esto sea por la continuación de infinitos siglos, se halla en las dichas quebradas tierra que baste á senbrar, no solo todo genero de legunbres, mas aun para en muchas partes sustentar grandes arboles, de manera que puedan alimentarse muchas destas poblaciones pequeñas que ya se an dicho, mayormente siendo la gente dellas miserable y que se contenta con poco y mal mantenimiento.
Continuóse esta tarde la nauegacion, y antes que cerrase la noche se dexó á la mano izquierda, junto á tierra, la isla de la Victoria, que es una peña pequeña con muy poca arena alderredor, pero famosa por auer cerca della, mas a de cinquenta años, ganado, peleando, nueue galeras de turcos Don Hernando de Noroña, hijo de Don Antonio de Noroña, Visorrey de la India. Toda esta noche se nauegó prósperamente con el mesmo viento y lleuando el propio viage.

A 23, Leste y Les Nordeste, la proa á Noroeste, quarta al Norte, con la tierra á menos de dos leguas, hasta que ya muy tarde el viento calmó casi del todo, siendo menester que los marineros con el batel remolcasen el patage, siendo muy poco ó nada lo que se ganaua del camino. Hallauamonos ya mas de veinte leguas de Mazcate, y aquella noche á los dos quartos rendidos boluió á refrescar algo Les Sueste, aunque paró del todo antes de rendido el quarto del alua.

A 24, amanecimos á vista de las muy altas montañas de Lima, á poco mas de una legua de tierra; son estas montañas las mas altas y peynadas á la mar de quantas hasta entonces se auian visto, y tan profundo y acantilado el mar al pie dellas, y ansi de todas las demás que se auian visto en esta costa, que con setenta ni cien brazas se podia surgir alli quando alguna necesidad obligase á ello, por cuya causa van sienpre los marineros por este viage apercebidos y con cuydado para correr, aunque sea desandar el camino que an hecho, quando el viento es algo trauesia.
Pero quando corren éstos que son Leste, Les Sueste ó Les Nordeste, son tan blandos que no se teme dellos peligro alguno, porque los que soplan con violencia, como son, Norte, Noroeste y Nordeste ó los colaterales al Norte, á quien los árabes indiferentemente y con un solo nombre llaman Xamal, nunca an causado naufragio en la una costa ni en la otra, mas de obligar á correr en contrario de lo que se a nauegado, sucediendo muchas veces salir fuera del cabo de Rozalgate muchas leguas, no auiendo lugar en estas costas, estando tan cercanas, para entretenerse á las bueltas como en mar largo, ni tanpoco es cosa sigura, cuando estos tenporales son deshechos y furiosos, aguardarlos mar en traués, aunque sea muy bueno el nauio.
Todo lo mas deste dia estuuimos en calma, y á la tarde, con un poco de bahage de Sueste, se fue nauegando hasta llegar á una legua de lo mas alto de la ya nonbrada montaña de Lima, al principio de la qual estaua un islote ó peñasco pequeño, de altura de una pica, haziendo entre él y el pie de la montaña un estrecho canal por donde podía pasar una terrada ó batel de una nao.
Al anochecer, por ir faltando el flaco viento que soplaua, los marineros, aunque con trabaxo, con el batel por dos oras remolcaron el patage, quedando por todo el resto de la noche en grandissima calma.

A 25, se amaneció con la mesma calma y con terrible calor, sin ninguna señal de viento y sin poder ganar un paso de viage aunque se procuró remolcar el nauio, y ansi, por no ayudar el viento, se estuuo en calma hasta mas de puesto el sol, quel mesmo bahage de Sueste como el dia de antes, y con ayuda del batel, se nauegó alguna cosa, aunque no de manera que nos pudiésemos desarrinconar destas tristes y encunbradas montañas, teniéndolas poco mas de media legua á la mano izquierda, padeciéndose toda la noche la mesma calma que la pasada.

A 26, con mayor calma que los dias de atrás, y aunque las tardes hasta una ó dos horas de la noche, con el poco viento que entonces soplaua se hiziese algún poco de viage, las corrientes que teniamos por proa nos boluia atrás, de manera que cuando amanecía se hallaua el patage una legua mas descaídos junto al islote que ya se a dicho, teniendo esto á los marineros desconfiados del viage y tan cansados de remar las tardes y mañanas sin prouecho que casi no estauan de servicio, si algunos criados del Enbaxador y otros pasageros á quien daua de comer en este viage no les ayudaran á remar y á las demás faenas del nauio. Con esta calma y trabajo se pasó toda la noche del dicho dia.

A 27, continuo la calma mayor que nunca, siendo este parage mas dificultoso que todos los demás que se hallan en la nauegacion de Goa á Ormuz, porque los marineros praticos della procuran sienpre abrigarse con esta enrriscadissima costa á causa de que cogiendolos algún tenporal rezio destos Xamales en medio del canal, no los arrebate y lleue fuera del estrecho, como se a dicho.
Y siendo los vientos que cursan en el mas de ordinario Suestes, Lestes y Les Nordestes, estos son tan flacos que no aprouechan, enflaqueciendolos mas las dichas montañas, que como están opuestas á ellos los detienen del todo, y los Oestes, Oes Noroestes y Oes Suduestes, que eran á proposito para hazer viage, las mesmas montañas los impiden con su mucha altura. Los sures y colaterales, que son en popa y los mejores vientos son muy inciertos y los que menos cursan en este canal.
Auia ya cinco dias que estauamos á menos de una legua de las montañas de Lima, medio desconfiados del viage y con la desapazible y triste perspectiva de aquellas secas breñas, que aunque como se a dicho atrás, son de color de arena y algo rojas á la vista en Mazcate, á donde se uian de mas cerca eran casi negras, y en estas adonde agora estauamos detenidos no parecia por mucha distancia quebrada ni valle á donde uviese cosa verde. Y es mucho para notar que por tanta distancia de leguas.
Naturaleza rodease toda la costa marítima de Arabia de esta fortissima y encunbrada muralla de peñas, dexando lo interior de la tierra y todo lo que detras dellas se encierra con tan diferente tenple, figura y fecundidad de lo que de fuera prometen, que causa admiración á todos los que la an visto. Porque demás de ser el calor en el verano muy tenplado, á este respecto tienen su invierno muy blando por no alexarseles entonces mucho el sol, y la tierra es tan abundante que lleua gran cantidad de trigo y ceuada y todas las frutas y legunbres de Europa con gran perfección, mayormente los higos, uvas y granadas, siendo alli las mejores del mundo, de manera que á esta tan grande y principal parte del no fue engaño de los antiguos llamarla felix y bienauenturada.
Y aunque esto es ansi, no puede en tierra tan grande y dilatada dexar de auer partes algunas estériles y deshabitadas, como las ay en todas las prouincias mas abundantes y fecundas de Asia y Europa, y mayormente tiene esta falta Arabia en sus extremidades que miran al Septentrión, tocando en el rio Euphrates, Suria y Egipto; pero lo que se conprehende entre los mares Rojo y Pérsico y el Oceano Indico, rodeado destas terribles breñas, como milagr de Naturaleza, en clima tan ardiente, merece, á rrespeto de lo demás, el nonbre que de tienpo inmemorial tiene adquirido.
Auiendose pasado este dia con la gran calma que se a dicho, ya después de puesto el sol, acabándose de dezir la salue en la tolda alta de la nao, á donde el Enbaxador tenia su camarote y varanda, comenzo á soplar un poco de Norte por proa, y al momento cargó tan rezio y furioso que, dando solo lugar á que se amaynasen las velas de gauia, arrebató inpetuosamente la nao y la hizo boluer atrás.
El piloto gritaua desatinado que se quitasen las bonetas, pero siendo el tenporal tan desecho auia peligro, hallándose la nao con las velas grandes, de zozobrar ó arrimarse á aquella peligrosa costa que estaua á menos de una legua, si el Enbaxador, visto el peligro, no diera priesa, como luego se hizo, para que amaynasen de rromania y se tomasen todas las velas.
Y lleuando mal de su grado la furia del viento la nao hazia atrás, en un momento la puso mucho mas abaxo del islote, de manera que por sustentar el viage que tanto trabaxo nos costaua ya y no correr por lo menos hasta Mazcate, el piloto puso el patage mar en traués, y aunque era nauio pequeño lo sufrió, con gran quietud de los que en él iuan, mas de tres oras que duró el rrigor del Norte, hasta que mudándose á Les Nordeste se aplacó del todo el viento, quedando en una muy quieta calma.
A las onze de la noche sopló Les Sueste fresco con que se boluieron á leuantar las velas todas, nauegandose al Norte, y aunque á poco mas de la una abiuó otra vez hasta el quarto del alua, de Sueste, paró del todo dos oras antes de amanecer.

A 28, amanecimos algo mas adelante de las ya dichas montañas de Lima, con alguna ventaja de viage que el dia pasado, pero con terrible calma, creciendo por horas el mucho calor. Auiase descubierto desde los 26, por proa, un gran peñasco en el mar, muy junto á la costa de Arabia, y aunque no se descubría del todo por estar á mas de quatro leguas, este dia se vio muy claramente; era redondo y muy alto, conocido mucho de todos los marineros y pasageros de este viage, porque sienpre se pasa á vista ó muy cerca del, llamándole la isla de los Ratones, y teniéndose ya por bien nauegados en su parage.Está el dicho islote seis ó siete leguas del cabo de Mozandan y tan pegado con la costa que en baxa mar apenas dexa un estrecho canal por donde puede pasar una fusta.
Hallándonos con esta calma, á las nueue comenzo un poco de mouimiento en el agua de la parte del Sur, pero con tan insensible bahage que no mouia las velas, ni la nao hazia camino alguno, mas de que se sentia conocidamente el aire ó anbiente fresco, y todos muy alentados, sintiendo dos oras antes grandissimo calor.
Cada momento páresela que el mar se iua encrespando mas, hasta que á las onze conocidamente se echó de uer que la nao nauegaua con viento Sur, gouernando el piloto á Norte, quarta á Nordeste, y aunque el viento era blando, como era derecho para el viage, á vísperas auiamos dexado ya atrás el islote de los Ratones, y á puestas del sol descubrimos distintamente el cabo de Mozandan, que está en la costa de Arabia y á la boca del seno Pérsico.
Este cabo y el de Rozalgate son las partes menos altas de toda la costa desde Curia Muria hasta aqui. Por la mano derecha, desde por la mañana, se descubrió la costa del Mogostan, que inpropiamente llaman costa de Persia, aunque desde muy lexos, viéndose con dificultad solas las cunbres de las mas altas montañas; á la tarde se parescian mas distintamente, pero á mas de á seis leguas. El mesmo Sur, con la noche, comento á refrescar, lleuando el patage la proa al Nordeste, nauegandose toda ella con viento mas largo que se auia nunca traído en todo el viage.

A 29, amanecimos con la isla de Areca por proa, á tres leguas, mostrándose por detras della la tierra mas alta de la grande isla de Queixome, y como la Areca es tanto mayor isla que la de Ormuz y [está] delante della su punta de hazia la mano derecha, no se podia descubrir entonces nada de la isla de Ormuz, hasta que dexandose á las nueue la Areca á la mano izquierda, á menos de una legua se comenzaron á uer blanqueando los salados montes suyos á tres leguas y la contracosta de la en que está su puerto, ciudad y fortaleza, cayendo en esta que primero se descubrió sus conozidos pozos de Turunbaque. Antes que se perdiese de vista la isla de Areca, hallándonos ya á dos leguas de la de Ormuz, á poco mas de las diez, nos calmó repentinamente el buen uiento que desde el dia de atrás se auia traido, sobreuiniendo un muy intolerable calor.
Tiene la isla de Areca, pues aqui viene bien el descriuirla, tres leguas de largo y mas de una de ancho; es tierra de collinas cortadas con algunos vallezillos en que por todos ellos ay matas de monte muy baxo y claro, adonde se crian muchas gazelas, que son como los corzos de España, y algunas liebres, con gran cantidad de perdizes; toda esta caza es en sumo grado desabrida y dura, mayormente las perdizes, que son tan duras y secas que si no fuese con necesidad no pueden comerse. Es tierra del todo desabitada, aunque ay en ella comodidad para criarse ganado, pozos de agua y alguna leña, pero no la mora nadie, porque no pudiéndose poblar ningún lugar grande en ella por ser inportuosa, corrían notorio peligro sus moradores por causa de los muchos cosarios Naytaques y Niquiluzes de la costa de Persia, que de ordinario andan haziendo daños con sus terradas en todo lo que hallan, ansi de la isla de Queyxome, como en lo demás deste mar y costa de Arabia.
Continuóse la calma hasta las tres de la tarde, que á esta ora boluio á soplar frescamente el Sur, lleuando la nao la proa al Norte, quarta al Nordeste, rrodeando la isla y dexando ya todo lo descubierto della á la mano izquierda, hasta que llegándose á la punta adonde está la ermita de Nuestra Señora de la Esperanza, se comenzó á descubrir el puerto y parte de la ciudad con su fortaleza.Desde aqui saluamos la ermita que se a dicho, estando poco mas de un quarto de legua, y tanbien la de Nuestra Señora de la Peña, que está fundada en un encunbrado monte de sal, el mas alto de toda esta isla, y pareciéndose ya toda la ciudad, por faltar el viento no se pudo llegar al surgidero ordinario de las naos gruesas, y ansi dio fondo el patage á las cinco de la tarde enfrente de la ermita de Santa Luzia, á menos de un quarto de legua de tierra.
Y porque se sabia que el Enbaxador venia, llegaron luego á la nao con el Veedor de hazienda, Miguel de Sosa Pimentel, en su manchua, el prior y algunos frailes de Nuestra Señora de Gracia, de la orden de San Agustin, por auer de posar en su conuento el Enbaxador en el Ínterin que se aprestaua su posada; ansimesmo vino un criado de Don Luís de Gama, capitán de la fortaleza, enbiandole con él su manchua, en la qual se enbarcó el Enbaxador con todos los que le auían venido á visitar, y se fue al dicho conuento antes que del todo errase la noche, quedándose casi todos sus criados en la ñaue.

(García de Silva y Figueroa "Comentarios", Tomo I, Libro III, Capítulo II, pp. 242 – 250)

Page loading Error:
Possible yuor browser doesn't support Java/Script. Check current settings.

Ошибка при загрузке страницы:
Возможно, ваш браузер не поддерживает Java/Script. Проверте текущие установки.